14 Sep La justicia española
Siguiendo con los experimentos de los viernes, hoy me gustaría dejaros un monólogo televisivo, bueno más bien el guión de referencia de un monólogo. Aunque a simple vista parece un texto normal, de vez en cuando encontraréis indicaciones de actuación gestual y verbal, que serían notas para el humorista en cuestión, y aclaraciones técnicas para realización. A parte de esto, poco más que añadir… espero que os guste.
Hoy me gustaría hablaros de un tema común que si uno se para a analizarlo no es para nada común. Me refiero a la Justicia. Por desgracia en los últimos tiempos estamos oyendo hablar más de la cuenta de jueces y no por cosas buenas precisamente. Por lo que me he puesto a darle vueltas al asunto y he sacado unas cuantas conclusiones.
Lo primero que hay que saber de la justicia es que muchas veces no es justa… son dos términos que no tienen nada que ver. Tened en cuenta que estamos hablando de una institución que ha decidido llamar al veredicto de los jueces “el fallo”… así no vamos bien, señores, así no.
Justicia y justo son dos cosas distintas. Todos los que hemos sido el hermano pequeño de la familia tenemos esto clarísimo; os pongo un ejemplo: cuando al principio de curso heredabas los libros de tu hermano mayor te los encontrabas ya subrayados… perfecto, menos trabajo para mi; así puedo dormir en clase… Pues resulta que no, porque entonces llegaba la Justicia (en este caso tu madre) y te obligaba a borrar todos los subrayados porque eso estaba mal, eso era jugar con ventaja y no era justo. Hasta ahí bien, pero es que los libros de texto no era lo único que heredabas, también estaba la ropa… Por la regla de tres de mi madre no sería justo que yo usase la ropa de mi hermano, pero eso si que le parecía bien porque se ahorraba el comprarme nada… ¡Muy lista! El mismo razonamiento, dos conclusiones distintas: una justa y la otra no ¿El resultado? Que al final yo tenía que atender en clase y además me pasaba el recreo corriendo para que no me pegasen los otros chicos, porque soy el pequeño de seis hermanos y llevaba pantalones de campana en pleno 1985…
Por cosas como ésta no podemos pretender que la justicia funcione, si es una cosa que no está bien parida. Mira el que era máximo representante de la justicia española: Carlos Divar, Presidente del Tribunal Supremo. Ahí es nada… “presidente del tribunal supremo” mira que eso es un trabajito que, de entrada, alegra a la suegra más exigente. Pues el caso es que hasta el Presidente del Tribunal Supremo la ha terminado liando… que yo no sé si era para tanto lo de los viajes, los chóferes y todo el follón que se montó, pero bueno. Es más, el otro día pasó su coche por delante de mi casa y yo lo vi un tío de lo más normal; lo único que si os puedo decir es que al señor Divar le gusta mucho la música; si, pasó el coche y se escuchaba la radio a toda pastilla, sonando esto…
Suena en plató la siguiente canción.
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Y eso en el Tribunal Supremo, que es lo mejorcito que se despacha en tribunales y no veas el pollo que han formado. Por cierto, que yo conocía la suprema de pollo, no el “pollo” del Supremo… pero vaya. Al final acabó dimitiendo el pobre hombre: se ve que el viernes en que dimitió le llamaron por teléfono Gallardón y Soraya y le dijeron: “Mira Carlos, la cosa está ya muy chunga. Nosotros creemos que lo mejor es que dimitas” y claro, te llaman Gallardón y Soraya para recomendarte eso y encima un viernes y cómo te vas a negar tú, si eso es un auténtico “consejo” de ministros…
Ese es otro, el Gallardón, pedazo de Ministro de Justicia. Yo al principio no entendía muy bien qué pintaba este hombre en es cargo pero si te paras a pensarlo, tiene todo el sentido del mundo: ¿Qué sabemos de la justicia? Pues que es ciega. ¿Qué más cosas ciegas hay por ahí? Pues los topos. ¿Y que cosas hacen los topos? Pues agujeros en la tierra… ¡Coño, el Gallardón!
Y volviendo a Carlos Dívar, como explicación dijo el tío que no podía continuar en el cargo sin la confianza de sus vocales.
Aparece en pantalla en nombre de Carlos Dívar. Luego desaparecen las vocales.
Normal, que mierda de Presidente sería sin sus vocales: “crls dvr” (intenta pronunciarlo y no hay manera) ¡Si que es que eso parece el mensaje de un adolescente en twitter, no da respeto ninguno…! Y menos mal que no tiene ninguna “E”, que por lo visto la “E” no lo puede ni ver. Cada vez que se cruzan por los pasillos del Tribunal Supremo Carlos Dívar y ella, le suelta un (tono de regañina) “Ehhhhhhhhh”… que el pobre ya no sabe dónde meterse.
Total, que al final dimitió. Convocó un pleno extraordinario del poder judicial y pa´ su casa. Ya me estoy imaginando a los jueces ese día, nada más terminar el pleno: todos abrazándose y felicitándose “Tío enhorabuena, que pedazo de pleno nos ha salido, pedazo de pleno. No le ha faltado ni un detalle. Extraordinario, un pleno extraordinario”…
En general es una profesión complicada la Justicia. Hay cosas que son más fáciles, más de andar por casa, pero la Justicia no, Tú date cuenta como son la mayoría de juzgados: “juzgados de instrucción”. Si ya te lo están advirtiendo, aquí nada de plug & play, no, aquí libro de instrucciones, y de los gordos…
En fin, con este tipo de cosas sólo se consigue que le perdamos el respeto a la Justicia. Que antes ser juez era una cosa de lo más respetable, un juez era alguien admirado, un referente dentro de la sociedad. Ahora no, ahora los jueces son poco menos que una mierda. Mira si no a los jueces de línea, que ahora se llaman “asistentes”, como las que limpian en las casas…
Normal que le perdamos el respeto si hacen estas cosas. Pero hay que reconocer que también se comen algún marrón que otro, eh. Ahora con las polémicas de que si en las manifestaciones los policías están pegando más de la cuenta, que si hay brutalidad policial. Y claro, la gente denuncia, y al final hay que condenar a más de un policía de porra fácil. Es feo esto, porque no son ni uno ni dos, eh. Fíjate si habrá casos de estos que el otro día pasé por la puerta del juzgado de guardia y le estaban cambiando el cártel por uno en que ponía: “Juzgado de guardias”… ahí es ná.
Que parece que no, pero se aprende mucho de Justicia yendo por la calle. Al rato de pasar por el juzgado de guardia me puse a esperar el autobús. Claro, a la hora de comer, con el sol pegando más fuerte que Pepe en un partido contra el Barça… pues había una señora que estaba la primera en la parada pero se puso a la sombrita a esperar al autobús. A esto que salen del instituto una horda de adolescentes hambrientos que colapsan la parada. Y ya estamos todos… a esta gente no les pidas que te hagan una buena fila, no te vayas a llevar un disgusto con más de uno, no sé si me entiendes… Total, llega el autobús, los chavales en marabunta atropellándose para entrar y a esto que salta la vieja (tono de verdulera al máximo. Yo lo escribo en andaluz pero adáptese a cualquier otra variante): “¡Endevé la mierda de los niñatos, que yo estaba más antes. Me cago en vuestra putísima madre, que aquí ya no hay educación, ni respeto ni hostias!”. Se hace un silencio sepulcral, los adolescentes que se apartan y la vieja entra la primera al bus… ¿Qué tenemos aquí? El perfecto ejemplo de lo que es la justicia «ordinaria»…
Si es que de la Justicia no están bien pensados ni los refranes. El mismo día, me bajo del autobús: tres y media de la tarde, en Córdoba que no sé si lo había dicho pero estaba en Córdoba; tres y media, asfalto de la calle en nivel: pompas de alquitrán… y a todo esto pasa un pobre butanero (escenificar la situación) allí con su bombona al hombro, de las naranjas de toda la vida no de las ligeritas esas de ahora… con mono unipieza de tela gorda, empapadito en sudor. Y sale uno y suelta: “Vaya calor, hoy es que hace un sol de justicia”… ¿Sol de Justicia?: Córdoba, Julio, tres y media de la tarde, bombona de butano al hombro, mono unipieza de tela gorda ¿Tú me vas a decir que es justo la que está pasando esa pobre criatura?… ¡Tócate los cojones, un sol de justicia!
Yo, personalmente, creo que la justicia lo que tiene es que regenerarse. Hay que echarle imaginación al tema. Lo de mandar a la gente a la cárcel no funciona, eso está comprobado. Hay que buscar condenas nuevas. A un chaval de ahora lo meten en la cárcel y no le asusta, el tío piensa: “Todo el día tirado en la cama, la comida puesta en la mesa y no me dejan salir a ningún sitio… total, más o menos como en casa de mi madre”… Hay que currarse condenas nuevas. A ese mismo tío lo coges y le dices: “Te voy a castigar una semana solamente, una semanita y a tu casa; pero eso si, te vas a pasar los siete días, veinticuatro horas escuchando canciones de Pitingo”… ¡Ya verás como no lo hace más! ¡Seguro!
Esas son las cosas que hacen falta y no tanto juez mediático, como el Garzón ¿Sabes lo que son los jueces mediáticos, no? Si hombre, son los de la Audiencia Nacional. Son mediáticos por eso, porque tienen una audiencia muy grande… la audiencia nacional es por ejemplo la de Antena 3 o Telecinco, no vale para Canal Sur o la ETB… que por cierto, en la Audiencia Nacional sólo juzgan algunos tipos concretos de delitos, no sé si lo sabes. Por ejemplo allí juzgan los delitos del crimen organizado, que así a bote pronto a mí me suena a que entran a robar a tu casa, se llevan el ordenador, las joyas y la tele pero te hacen la cama, pasan el aspirador y te ordenan los CD´s por orden alfabético… crimen si, pero organizado.
Fijaros cómo está de mal la Justicia que hasta Urdangarín lo tiene a huevo para salir de rositas. Si, si, que lo tienen clarísimo. El otro día se reunió con él su abogado y le dijo: “Iñaki, tú cuando te pregunte el juez lo miras muy fijamente a los ojos, pones cara de cordero degollao y le dices (Imitando al Rey) “Perdón, me he equivocado, no lo volveré a hacer” y en media hora estás en la calle”…
En fin, te voy a ir dejando que ya me he enrollado más de la cuenta. Si al fin y al cabo no sé ni para qué te cuento todo esto… si está claro que a la gente la Justicia se la “apela”…
Hasta que nos leamos.
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