Branding imposible para los partidos políticos españoles

07 Feb Branding imposible para los partidos políticos españoles

Hoy toca una de #Branding y risas.

Aprovechando una pequeña convalecencia médica, me ha dado por acometer la tarea  soñada por muchos diseñadores gráficos y agencias de marketing: rediseñar la imagen de los partidos políticos. Yo, como resulta evidente, lo he hecho sin que nadie me lo pida y porque me ha dado la gana; y, como es natural en mi, lo he hecho desde dos de mis señas de identidad como creativo: el humor y la mala baba.

Así que, si queréis tener material con el que vilipendiar a vuestros adversarios políticos en los grupos de Whatsapp, aquí tenéis donde escoger. Y tranquilos, que hay para todos.

PSOE

Comenzamos con el partido en el gobierno. Tras un concienzudo y completo análisis (que me llevó aproximadamente 3 minutos) he concluido que el mayor problema de los socialistas a día de hoy es que muchos de sus votantes tradicionales parecen no reconocer a la formación, no sentirse identificados con ella ni con algunas de sus posiciones políticas actuales

¿Solución?

Creo que para remediarlo, el partido necesita establecer un diálogo más de tú a tú con sus electores, pero a su vez debe hacerlo de una manera muy sigilosa y poco llamativa para evitar que a los pobres votantes se mueran de vergüenza si alguien les ve hablando con el partido del que ya no se sienten orgullosos.

Por eso les hice esta propuesta, que aúna los dos objetivos sin renunciar (del todo) a sus siglas tradicionales.

Sin embargo desde las filas socialistas no parecieron sentirse muy cómodos con la propuesta y me animaron a realizar una nueva versión siguiendo una serie de sugerencias de la cúpula del partido. Bueno, para ser honestos no fueron una serie sino una sola sugerencia: resaltar todo lo posible la figura de su eminente, magnífico, superlativo y fantabuloso Secretario General. Toda vez que mientras lo sugerían no dejaron de remarcarme en repetidas ocasiones que él es el actual Presidente del Gobierno de España y el único que tiene potestad para convocar elecciones generales… no sé muy bien porqué no dejaban de repetir eso, la verdad.

¿Solución?

Cree una nueva imagen que se ajustaba a su petición como un pantalón de pitillo a la pierna de un tronista de MHYV. El resultado no pudo dejarles más satisfechos a ellos y a mí mismo.

*NOTA: al entonarlo como si de un cantecito de afición de fútbol se tratase
(en plan: “¡Musho Betí, oé!”), mejora aun más.

Partido Popular

Animado por el éxito de mi rediseño, me lancé raudo a acometer un trabajo todavía  más complejo tratando de hacer lo propio con la maltrecha imagen del principal partido de la oposición. Aún a sabiendas que ésta era una tarea de proporciones bíblicas (casi tanto como llevar al día todas las piezas judiciales de la Gürtel), no me amedrenté y dedique a ello las más valiosas horas de mi día (esto es: los ratos de espera con el semáforo en rojo mientras voy conduciendo).

Tras semejante tiempo de estudio llegué a la conclusión de que los populares están inmersos en una crisis de prestigio de la que deben reponerse rápidamente. Este partido se está dejando comer la tostada por otros y debe reafirmarse como el partido de los señores, de la gente de bien, de los que se visten por los pies, de los encorbatados, de las altas finanzas, de los jefes a los que sus empleados tratan de “Don”, de los que se pasean por el banco como si estuvieran en su casa.

¿Solución?

Si algo caracteriza el mundo de los populares es que no hay lugar para lo vulgar y lo coloquial. Todo, empezando por el lenguaje, debe ser formal y apropiado al entorno social. Nada de tutearse, que aquí se habla con propiedad; por eso ya no hay lugar para PP, por eso nace…

Desde la C/ Génova aplaudieron la propuesta hasta sangrar, fascinados además por una lectura no intencionada de mi trabajo: el merecido homenaje al legendario y carismático adalid de la política que fue, es y será Aznar… Algún miembro de la ejecutiva popular llegó incluso a afirmar que ya era hora de cambiar esa ridícula gaviota por el otrora majestuoso bigote de José MariMomento aquel en que decidí que ya era suficiente, me levanté, cogí lo que habían prometido pagarme (un maletín lleno de tarjetas Black de Bankia) y me fui.

Podemos e Izquierda Unida

Si había podido bregar con el branding del PP, podía con cualquier cosa; hasta era capaz de salir bien parado de una negociación con Pablo Iglesias. Había llegado la hora de acometer la renovación del partido a la izquierda, de la izquierda, de la izquierda del PP. Para ello le dediqué todo el tiempo que me llevó mi enjuague bucal mañanero, y lo vi claro. Unidos Podemos es ahora mismo una marca en caída libre, un barco que se hunde y del que todos tratan de escapar. Llamazares lo entendió, Errejón lo entendió y yo lo había entendido igual.

¿Solución?

Había que asociar la marca a algo nuevo y positivo que volviese a atraer a esa diversa paleta de votantes que les encumbró como tercer partido nacional. Había, además, que reconectar con los  jóvenes como auténtico bastión de la formación y ofrecer propuestas acordes a sus gustos y motivaciones.

Para ello era necesario valerse de la famosa transversalidad de Podemos como palanca de cambio. Una nueva confluencia con alguien que aportase todo lo que la formación morada había perdido en estos 5 años de vida. Y ahí es donde surge…

Desde el partido no se podían creer que algo tan obvio hubiera estado todo el tiempo delante de sus narices. Las calles de las ciudades españolas sólo habían sido tomadas por la ciudadanía en 2 ocasiones en los últimos tiempos: las protestas del 15 M y las hordas de cazadores de Pokemon Go buscando a Pikachu. Ya no se trataba únicamente de asaltar los cielos, ahora había que asaltar también los móviles. Al fin y al cabo, unos y otros viven en un mundo de fantasía y realidad virtual.

Ciudadanos

Atraídos por el calor de mis 3 éxitos sin paliativos, el resto de partidos políticos comenzaron a solicitar mis servicios. La formación naranja fue la primera en hacerlo, acuciada por una urgente necesidad de redefinición de su identidad misma. Me enfrenté a esa labor con mi habitual profesionalidad (pensando sobre ello mientras le preparaba el Cola Cao a mi hija), y en seguida comprendí que el gran problema del partido de Albert Rivera es que resultaban tibios.

¿Solución?

Lo del centro político está muy bien como concepto, pero en España somos de posicionarnos: Madrid o Barça, tortilla con o sin cebolla, Rosalia es la hostia o muerte a Rosalía… Por eso les recomendé encarecidamente centrar su imagen en el otro gran valor que les diferencia del resto de partidos: ellos son un partido liberal ¿Y que promueve el liberalismo? Pues algo tan sencillo como que cada uno se preocupe por su propio culo y por el de nadie más.

Atendiendo a este concepto y retomando la línea marcada por aquella primera campaña en la que Albert salía en los carteles en pelota picada, es como nace el nuevo naming de la formación naranja:

El concepto es tan redondo que la directiva del partido daba saltos de alegría cuando se lo presenté. Era tal el grado de euforia que allí mismo nos dimos cuenta de que sólo hacia falta un pequeño giro de 90º al logotipo actual para convertirlo en el perfecto y nuevo símbolo del partido ¡una taza de water y una cisterna!

Vox

Habiendo trabajado con éxito para los 4 grandes partidos, era cuestión de minutos que la fuerza emergente de la política española me contactase. Vox es un partido con una imagen nueva y muy clara, pero como todo en la vida es susceptible de mejorar. Tras recibir la propuesta de Santiago Abascal y superar un examen que demostró sin género de dudas que soy cristiano viejo, pude ponerme a trabajar duro. Le dedique a reflexionar sobre el tema lo que tardé en atarme los cordones de los zapatos y en seguida lo tuve claro.

¿Solución?

A Vox lo que más le hacía falta era un lema, y con el pedazo de lema que se me había ocurrido, venía de la mano un rediseño del nombre y la marca.

Vox: el partido del Siglo XXI que sigue pensando como en el Siglo XX.

Disponible en dos colores diferentes (como los  niños y las niñas, que deben ir de azul y rosa, respectivamente).

PNV

Después de mi recorrido triunfal por los principales partidos de ámbito nacional, llegó el momento de hincarle el diente a algunos de las grandes formaciones autonómicas de este país. Los primeros en llamarme fueron los nacionalistas vascos, siempre atentos a una oportunidad de mejora. Estudié su caso tanto tiempo como hizo falta (lo que dura el preroll de un vídeo de Youtube) y llegué a la concusión de que su partido resulta extremadamente rancio y viejuno.

¿Solución?

Decidí presentarles 2 líneas diferenciadas de actuación. La primera consistía en actualizarse gracias a un giro populista de los que están tan de moda últimamente. Si había que ganarse el corazón de los votantes, que mejor forma de hacerlo que pronunciándose claramente a favor de una de las partes en el conflicto más grave que ha vivido nuestro país en los últimos tiempos. Los nacionalistas vascos ya lo hicieron en las guerras carlistas y ahora tenían la ocasión de volver a las andadas en la gran guerra de la sociedad actual: la guerra del taxi. Por eso me decanté por la siguiente opción:

Con semejante cambio de nombre está claro que el partido gana. Lo que no sabemos es si ganan votantes u hostias de los taxistas, pero bueno…

Por si acaso, presenté una segunda línea de trabajo que entronca más con la filosofía de los de Sabino Arana de ser fieles defensores de la identidad vasca. Y como todo el mundo sabe no hay nada más vasco que los problemas para ligar y follar… así que decidí que las siglas del partido podían convertirse en un pequeño manual de anatomía que ayude a la chavalada euskaldune a saber cómo proceder cuando estén en la intimidad. De ello nace:

PDeCAT

Sin tiempo de saber con que opción se quedaban los vascos, ya tuve que poner rumbo a Barcelona atendiendo la llamada de socorro de la antigua Convergencia. Allí me encontré frente a un partido que parece un pollo sin cabeza, una formación aun en busca de su sitio, dividida por peleas internas y que ve amenazada su existencia por la reciente creación de la Crida de Puigdemont. Tras tomarme el tiempo necesario para estudiar el caso (el minuto que tardé en recalentar el café en el microondas), fui muy contundente con los convergentes: tenían que afrontar de una vez por todas su grave problema de credibilidad.

Después de los años de promesas vacías, retorcidas utopías y mentiras continuas del procès, su electorado en particular y el conjunto de los independentistas, en general,  se encontraron con que a la hora de la verdad no tuvieron huevos, de que la república duró medio minuto, de que la DUI fue sólo retórica… Semejante bajonazo no se remedia con más embustes, si no afrontando la verdad de las cosas; siendo honestos.

¿Solución?

Por eso les recomendé encarecidamente que aceptasen su rol de caguetas y comenzasen a llamarse:

Incluso, como signo de buena voluntad y en aras de encontrar una solución a la cuestión catalana, les brindé la oportunidad de compaginar este nuevo nombre con una versión en español que sirva para tender puentes en lugar de quemarlos. Sería ésta:

Es curioso, pero al final hasta podría servirles el nuevo símbolo que diseñé para el partido de su archienemiga Inés Arrimadas…

ERC

Ya que estaba por Barcelona, los socios de gobierno de Quim Torra no iban a dejar pasar la oportunidad de contratarme. Con la mayoría de sus líderes en prisión o huidos de la justicia, los de Esquerra casi parecían necesitar más un abrazo que consejos de branding. Yo, les di lo segundo.

Una vez había reflexionado sobre su situación (cosa que hice mientras salía del rodalies a la calle en Plaza Cataluña) tuve cristalino que el electorado percibe a la formación republicana como un mero títere a los designios de los ex convergentes; como a un partido que ha sido utilizado una y otra vez por Mas, Puigdemont y Torra. Había que ser conscientes de ello y lo que es más duro, ser conscientes de que ese reparto de roles no tiene visos de cambiar a corto plazo.

¿Solución?

Les recomendé coger el toro por los cuernos y aceptar a las claras la situación. Mejor reconocer que tu partido no se entera de la misa la media a seguir perdidos en el autoengaño. Una vez comprendido esto, mi propuesta no podía ser otra que:

De hecho, les planteé incluso otra variante en base a las siglas del partido. Porque, si los votantes te van a ver como a un robot, un autómata programado para obedecer los designios de otro, por lo menos que sea uno con algo de carisma ¿No? Y eso nos lleva a:

Aquí acaba mi ronda de trabajos para los partidos españoles, una serie de trabajos que espero cambien el panorama político para siempre… a peor, si cabe.

Hasta que nos leamos.

Photo credits: The social media family (foto de portada), PSOE, PP, Unidos Podemos, Ciudadanos, VOX, PNV, PDeCAT, ERC.

Javi Jáuregui
javijauregui@gmail.com
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