Algo si que pintaremos.

09 Oct Algo si que pintaremos.

guionista

 

Los guionistas, seres de poca autoestima y derrotistas por naturaleza, nos pasamos el día quejándonos de que somos los últimos monos dentro de una industria que debería tenernos en un pedestal. Cierto es que el propio negocio del audiovisual español se encarga con demasiada frecuencia de enviarnos a ese rincón oscuro al que nos tiene relegados en los estrenos, las grandes reuniones y las tomas de decisiones… pero también es verdad, que en lugar de luchar de manera coordinada por lograr nuestras reivindicaciones (¡Como he envidiado siempre a esos eléctricos capaces de parar un rodaje con su convenio colectivo bajo el brazo!), los guionistas somos más dados a regocijarnos en nuestra desgracia cual Neimar haciendo la croqueta por medio campo tras recibir una falta… (colar un chiste de actualidad futbolera tendenciosa: +1).

Afortunadamente, parece que últimamente se están haciendo esfuerzos por corregir ese individualismo galopante y ese síndrome de mártir que afecta al guionista medio patrio. Me refiero a iniciativas como el encuentro entre medios y guionistas organizado recientemente por ALMA o al inminente III encuentro de guionistas en Bilbao (¡¡Al que no podré asistir por culpa de una maldita fecha de entrega!!). Esperemos que este tipo de actos sirvan para tomar un poco más de conciencia de clase (muy afrancesada, esta expresión) y, sobre todo, para que el público se vaya dando cuenta de que el guión es una parte vital del proceso de creación de sus pelis y series favoritas.

Y precisamente en esta nueva temporada televisiva, los espectadores pueden comprobar de primera mano como los guionistas contamos en una serie, y mucho… (nunca mejor dicho). Lo digo porque tras unos cuantos episodios de la segunda temporada de “Isabel”, ha quedado patente el cambio de manos tecleando y cuanto puede afectar ello al producto final.

 

imagen que reproduce el cuadro "La rendición de Granada".

imagen que reproduce el cuadro «La rendición de Granada».

 

Aunque en EEUU es mucho más normal ver caer equipos enteros de guionistas (uno de los casos más conocidos  aquí), en España esto suena raro aun; el día en que Javier Olivares, creador de la serie y cabeza del equipo de guión, y los suyos decidieron abandonar el proyecto por disparidad de criterios con los productores, se creo un revuelo mediático en todo el mundillo audiovisual. Afortunadamente fue una separación más o menos amistosa y la serie siguió su andadura sin el hombre que la había pergeñado.

El nuevo equipo comandado por José Luís Martín está queriendo dejar su impronta en la serie. No seré yo quien diga cuales son mejores, pero si es indudable que  el público nota claramente el cambio de estilo y las decisiones que conllevan la manera de escribir de cada autor. Una de las formas más evidentes en que se manifiesta la nueva escritura es en la manera de hablar de los personajes. Ahora se está haciendo un esfuerzo por acercar los diálogos al léxico del Siglo XV y es frecuente la inclusión de expresiones y palabras de aquella época (como los insultos, por ejemplo). Es éste un tema espinoso en toda serie histórica, dado que un verdadero reflejo del habla medieval haría que la trama fuese imposible de seguir por el gran público; y al último informe de la OCDE me remito. A partir de ahí, cada autor tiene un margen de maniobras amplio que va desde el estilo de “Águila roja” el de “El nombre de la rosa”. Lo que está claro es que Olivares y Martín tienen una forma distinta de ver el tema.

Y no sólo en formalidades se aprecia la mano del guionista. Los personajes en si también han cambiado. Frente a una primera temporada en que tenían un tono más gris, un comportamiento más sutil que propiciaba frecuentes cambios de bando y giros  inesperados, en la segunda temporada encontramos las facciones más delimitadas: los buenos son buenos y los malos, malos. Esto también es fruto de los acontecimientos históricos concretos, pero da la impresión de que unos autores sabían sacar más partido a las incongruencias de alma humana.

Michel Jener ¿Imitando a Chiquito de la Calzada?

Michel Jener ¿Imitando a Chiquito de la Calzada?

 

Por último, las propias tramas y estructuras cambian. En el último capítulo emitido asistimos al secuestro de una noble castellana por los soldados musulmanes del Emir de Granada (en lo que parece ser el germen de una subtrama de amor). Este acontecimiento me recordó al de la primera temporada, en el que violan a una pobre campesina y cómo ello sirve para resolver la muerte de uno de los principales antagonistas del momento, Pedro Girón. En un caso se narran los acontecimientos de forma más lineal y lógica y en el otro se busca el suspense y la sorpresa. Una no tiene porqué ser mejor que otra, pero ambas reflejan qué tipo de guionista hay detrás.

Hasta el momento el público no ha terminado de decantarse por un estilo u otro; a tenor de los resultados de audiencia de las dos temporadas, muy similares, quizá hablamos de diferencias sutiles para el gran público, o de una importancia menor… lo que no se puede negar es que estas diferencias existen y que si algún espectador las está notando, para bien o para mal, tiene que tener claro que son obra y gracia de los guionistas que escriben la serie y que, aunque sea algo, si que pintan.

 

Hasta que nos leamos.

Javi Jáuregui
javijauregui@gmail.com
No Comments
  • Marta Domènech
    Posted at 10:33h, 10 octubre

    Yo si que lo he notado!!!

  • Scila
    Posted at 20:18h, 10 octubre

    La verdad es que los vaivenes de los que hablas parece que se han limitado un poco, pero no mucho. Es frecuente ver como nobles que están con Portugal, o con sus intereses particulares las más de las ocasiones, se pasan con facilidad al bando de Isabel sin una resistencia lógica, al fin y al cabo ella se presenta con tres cortesanos y dos soldaditos por escolta. Aparentemente ni tiene tropas ni dinero para alquilarlas, como ocurría nates. Los desplantes a los judíos son constantes y sabiendo como sabemos en qué forma acabó aquello parece lógico.
    Respecto a los cambios introducidos por los guionistas, de una parte pare lógico- son creadores- pero de otra, son amanuenses, producen a tanto la hora, o el capítulo, por tanto lo que escriben será dirigido, sugerido y aceptado o no, por “la superioridad”. ¿O no es así? Mi duda en esta serie es qué sustrato hay de la historia real, de la historia documentada y qué parte es pura ficción. Por cierto, el rodaje en Plasencia por negarse Mas (don Artur) a que rodasen en Cataluña, “porque no les tratan bien en la serie”, me parece todo un acierto.

    • javijaureguitv
      Posted at 22:00h, 10 octubre

      Muchas gracias por escribir!

      Vamos por partes, que tocas muchos temas:

      Del papel amanuense de los guionistas, como tú dices, hay mucho en toda serie. El modelo americano y al que aspiramos aquí los escritores, les da mucho del poder de decisión. La «superioridad» como tú la llamas (me encanta el término) allí es el creador de la serie. Aquí a tanto no llegamos, aunque se va ganando cuota de poder por el guionista de la idea original. De hecho, hasta donde yo sé, ese fue el motivo básico del abandono de Olivares… una cuestión de poder en la producción.
      Por otra parte, aunque las decisiones no las marques tú y tengas las manos muy atadas, a todos los guionistas nos gusta entregar un trabajo satisfactoriamente creativo y, en la medida de lo posible, original (en las muchas facetas en que un guión, trama o diálogo puede serlo). Estoy convencido de que Martín y el nuevo equipo de guión se afanan en ello a diario.
      Sobre la documentación de la serie, por lo que tengo entendido y me comentan expertos en historia, está bastante bien. En este tipo de historias, los hechos suelen ser verdaderos y las conversaciones, relaciones entre personajes, etc. ficcionadas en mayor o menor medida. Casi siempre que uno le hinca el diente a la Hª se da cuenta de que hay muchísimo material jugoso para crear tramas, personajes increíblemente fuertes y conflictos poderosisimos.
      De lo de Artur Mas no tenía ni idea… pero no me extraña nada, dada la galopante miopía histórica que les caracteriza a los de su cuerda; supongo yo que «no tratar bien» es como llama él al hecho de que se refleje a los Condados Catalanes como lo que eran, una parte pequeña de la importante Corona de Aragón, siempre dependiente de y siempre beligerante hacia… ¿Suena la canción?
      Un saludo.

      • scila
        Posted at 07:53h, 11 octubre

        Gracias por tus aclaraciones.