PlebisILIcito parte 3.

24 Sep PlebisILIcito parte 3.

LOS PARTIDOS, A LA ALTURA DEL BETÚN.

Duele reconocer que ninguno de los grandes partidos políticos está actuando a la altura de la gravedad de la situación. En muchos casos porque el choque de trenes frontal en el fondo conviene a sus intereses y en otros por torpeza, cobardía o falta de miras. El caso es que los ciudadanos de este país no tenemos a día de hoy una sola formación que genere confianza y muestre una visión de estado en todo el asunto. Repasemos caso a caso lo que hace cada uno:

– Partido Popular: la inacción es la marca de estilo de Rajoy pero en este caso se ha pasado de la raya. Principalmente por agitar el avispero con intenciones partidistas (ganar votantes erigiéndose como partido españolísimo y fomentando el odio a los catalanes y para desviar atención mediática de sus múltiples casos de corrupción y sus políticas más polémicas).

Haber dejado que la escalada de tensión llegase a este punto, no haber sido capaces de construir un relato equiparable en solidez al independentista, negarse a dar una mínima salida viable a un porcentaje importante de la población catalana y seguir el juego marcado por las fuerzas políticas del proces deberían alejarlo para siempre de La Moncloa.

Ayer mismo, en el tiempo de descuento al fin un primer paso… veremos si tiene continuidad.

– PdeCat: La antigua convergencia no engaña a nadie (bueno si, a muchos…). Abrazó la causa independentista en el mismo momento que perdió la Generalitat por vez primera en democracia a favor del tripartito aquel; y lo hizo como única fórmula posible de romper la mayoría progresista que era una realidad en el electorado catalán. Independentista por supervivencia, no por convicción. Y de paso, cortina de humo para los recortes y la corrupción endémica de mi partido… un calco de su odiado PP. Un partido que se ha olvidado de que era muy de derechas y que era muy católico y que, por olvidarse, se ha olvidado hasta de ser democrático. Sus socios actuales saben de todas sus debilidades y no dudarán en derribar el castillo de naipes sobre el que se asientan a la menor oportunidad. Su legado no será otro que haber llevado a Cataluña a cometer la mayor irresponsabilidad política de los últimos 60 años en la Europa occidental.

– PSOE: preso de la tibieza, la indefinición y la falta de consenso interno, el partido socialista está perdiendo la oportunidad de ser el gran solucionador que estaba llamado a ser (por su peso histórico tanto en Cataluña como en el resto de España). Pedro Sánchez de encuentra atrapado entre evitar la proximidad a Rajoy y no ceder al ataque a la democracia de los independentistas. En ocasiones parece que le preocupe más lo primero, el no ser identificado por su electorado como lo mismo que el PP, que aportar alguna solución concreta y viable más allá de las ambiguas invenciones lingüísticas (nación de naciones, etc.) que nos regala de tanto en tanto.

Por el otro lado tampoco mejora el panorama, su posible aliado natural como mediador está más preocupado en hacerle quedar mal… Como siempre en los últimos años, el PSOE se ve encajonado y con poco que aportar en los asuntos más vitales. Un problema de base que, al final, pagamos todos. Ahora parece que sale del letargo con acciones concretas en el Parlamento que pueden servir de espacio de diálogo para todos. Ojala coja cuerpo, falta nos hace.

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– ERC: Esquerra es de los que tiene un panorama ideal… o no. Están donde querían estar, pero acompañados de un partido que no deja de ser su anatema y de otro que les está obligando a ir más rápido y más lejos de lo que ellos tenían planeado.

Aun así, su actitud deja mucho que desear y al igual que PdeCat no ofrecen ninguna alternativa lógica y legal que diera cuerpo, reconocimiento internacional y viabilidad a la consunta. Víctimas de sus propias mentiras, se han creído tanto la Historia alternativa que parecen estar totalmente fuera de la realidad. Y eso les convierte en algo muy, muy peligroso… Como muestra tenemos su impermeabilidad cuando se les recuerdan verdades incuestionables que no casan con su discurso oficial o las continuas declaraciones de sus representantes en el congreso de los diputados, envenenando cualquier opción de diálogo y faltando el respeto a sus semejantes y a la cámara en si.

– Podemos: El partido morado siempre ha defendido una consulta pactada y legal, para muchos la opción más deseable a día de hoy, pero en lugar de aportar soluciones concretas al qué, quién, cómo y otras tantas cuestiones fundamentales que están por aclarar, prefiere perderse en estrategias electorales que buscan dañar al PP a cualquier precio (que ellos también hayan hablado de represión y presos políticos es abominable) y seguir minando la posición del PSOE para tratar de ocupar su lugar como fuerza hegemónica de la izquierda… un poco lo de siempre, vaya.

A día de hoy su única propuesta es un brindis al sol que deja fuera de la mesa de diálogo a los votantes de un importantísimo porcentaje del electorado (los del PP y Ciudadanos) y que, por tanto, nace muerta. Los acontecimientos han llevado a que la postura de Iglesias y los suyos sea la solución emergente; bien harían ahora estando a la altura y sumando sin dejar que las rencillas, fobias y ambiciones dirijan su discurso.

El baile sobre el alambre de Colau para no enfadar a nadie es comprensible, pero se necesita un poco más de una institución clave en la vida catalana como el Ayuntamiento de Barcelona.

– La CUP: Ante un grupo declarado antisistema que opera desde dentro del sistema poco hay que decir. Radicales forzando la máquina del independentismo a sabiendas de que nada bueno puede salir de ahí. Cuanto más cruento, traumático y doloroso sea el proceso en ambas partes, mejor para ellos. Y si hay sangre, de diez oye. Un grupúsculo residual que ha sabido hacerse fuerte para promover el odio y la intolerancia ante todos los que no son exactamente iguales que ellos. En cuanto puedan se lanzarán a por sus ahora aliados; hace tiempo que les tienen en el punto de mira, al PdeCat el primero, y ni se esfuerzan por disimularlo.

– Ciudadanos: Un partido que, siendo primera fuerza de la oposición en Cataluña y de origen catalán pero con vocación española y europea, habría tenido muchísimo que aportar y, sin embargo, no ha conseguido nada relevante más allá de ser una muy necesaria voz de los sin voz en el parlament.

Lo natural, lo deseable, es que Rivera hubiera encabezado el relato fraternal, el de todo lo que nos une frente a lo poco que nos separa, el de los españoles que quieren a Cataluña (millones, que no lo dude nadie) y los catalanes que quieren España (ídem de los mismo), el de los mil motivos por los que a todos nos irá mejor juntos que separados, etc. Por desgracia todo ese inmenso terreno de juego político es un campo baldío. De haberlo abonado y regado Ciudadanos, seguramente otro gallo nos cantaría.

 

Hasta que nos leamos.

Javi Jaureguin
juanmaruiznarvaez@gmail.com
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